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«Eran morenos y de ojos azules». Convirtiendo palabras en imágenes.

"Eran morenos y de ojos azules". Convirtiendo palabras en imágenes.

El ilustrador Óscar Sanmartín se enfrenta a uno de los retos más interesantes de su trayectoria artística. Crear un álbum ilustrado a partir del relato de un maestro de la ciencia ficción Ray Bradbury.

Defínenos tu estilo en una frase.

Eso deberían hacerlo los demás. Procuro no pensar en eso. Dedicarte a la creatividad y tener claro tu estilo es como ir con el corsé puesto.

Qué o quién te introduce en el mundo de la ilustración.

He dibujado desde siempre. Supongo que tener un abuelo rotulista y una familia que te regala libros tiene algo que ver.

Algún autor a quien puedas considerar como influyente en tu estilo.

Desde hace algún tiempo decidí incluir cualquier cosa que me gustase en mi trabajo, pero sin duda, artistas como Van Eyck o Leonardo, la ilustración y el arte fantástico de los ‘70 y muchas otras cosas como la ciencia ficción, el rock progresivo, la música del Renacimiento o la electrónica.

A la hora de dibujar, ¿partes con una idea preconcebida o dejas hueco a la improvisación?

Entiendo la ilustración como una forma de comunicar ideas, por eso parto siempre de conceptos o ideas concretas. Luego a la hora de desarrollar esas ideas me gusta incorporar el azar y el accidente en ellas. Creo que ese es el único punto en el que existe la creación, el accidente y lo inesperado.

La poesía de Bradbury como un aviso ante lo que nos puede deparar el futuro. Temor ante lo que pueda venir pues es en el futuro donde habita el fin de la existencia. Conceptos que pueden parecer complicados de describir en ilustraciones.

Ese es sólo un aspecto de la obra de Bradbury. En mi caso me interesa más la capacidad de convertir un relato en algo poderosamente sensorial y su capacidad para crear varios niveles de lectura mediante el uso de la metáfora y la alegoría.
¿Es más sencillo dibujar la realidad o dejar volar la imaginación y entregarse a los mundos fantásticos?

Para mí no hay nada más fantástico y fabuloso que la realidad. Todo depende de la forma de mirar. Eso es lo que más me interesa. El territorio de la realidad que todos damos por sentado y sin embargo nadie tiene la certeza de cómo es.
¿En qué ámbito te sientes más cómodo dentro de la ilustración?

No hago distinciones en mi trabajo. Todo es lo mismo, lo único que cambian son las ideas que comunicas y los formatos. Si no puedo trabajar en un proyecto con comodidad no lo hago.

¿Hay alguno para el que nunca trabajarías como, por ejemplo, videojuegos o publicidad?

En un principio no me cierro a nada. La única premisa para trabajar en algo es que sea divertido y que comunique ideas.
Lápiz y papel vs soporte informático, ¿enemigos irreconciliables o aliados que se complementan?

Para mí, que vengo del mundo analógico, la parte artesanal es importante, sin embargo desde hace muchos años me encanta utilizar las posibilidades de los medios digitales. Creo que lo mejor resulta de mezclar los dos medios.

¿El futuro de los ilustradores tiene también algo de distopía?

Cualquier trabajo creativo como tal, tiene mucho de precario y de incertidumbre. Eso precisamente lo convierte en una opción vital absolutamente excitante. Cuando la creatividad se convierte exclusivamente en trabajo y oficio, quizás pierde algo del riesgo y la pasión qué necesita.
“Eran morenos y de ojos dorados” álbum de Óscar Sanmartín basado en un relato de Ray Bradbury con traducción de Miguel Marqués. Ed. Tropo, 40 páginas, 20 Euros.

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