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CLEMENTE BERNAD, IMÁGENES ARRANCADAS AL OLVIDO

El fotógrafo navarro Clemente Bernad exhibe en la actualidad una retrospectiva de su obra fotográfica en el Museo Guggenheim de  Bilbao, dentro de la exposición titulada “Chacun à son goût”, muestra que recoge algunos de los trabajos de algunos de los artistas locales más representativos de los últimos años. Por encima de polémicas ajenas a la creación artística, el autor reflexiona en la siguiente entrevista sobre la fotografía, su evolución técnica y su capacidad de expresar ideas y sensaciones difícilmente describibles por medio de otras disciplinas artísticas. 

¿Qué es para ti la fotografía? 

Para mí no existe tanto la fotografía como tal categoría como las fotografías individuales, pequeños trocitos de tiempo y espacio (sobretodo tiempo) arrancados al olvido. En ese sentido me gusta confiar aún en cierta concepción clásica de las fotografías, que nos permiten, si bien de una forma muy imperfecta y voluble, establecer una conexión con el pasado, con aquello que ya no volverá jamás.Por otra parte, y quizás debido a esa fragilidad, las fotografías son para mí los elementos idóneos que me permiten construir historias sobre las vidas de las personas que me rodean, vidas que miro y que fotografío con la voluntad de saber más sobre ellas, de comprender sus claves, sus razones y sus enigmas, para finalmente contarlas a mi manera. Digo idóneos porque las fotografías son al mismo tiempo lo suficientemente evidentes y ambiguas como para no imponer una visión sobre las cosas, sino que permiten, si se usan adecuadamente, establecer un vínculo coherente con aquello que aparece fotografiado y abrir las puertas a la reflexión.

¿Existen unas constantes en cuanto a la temática de tus obras en tu trayectoria, o crees que sigues una evolución en la que abordas cada vez más temas nuevos? 

No, no creo que haya una constante en la temática de mis obras, aunque la verdad es que todos tenemos en nuestra vida una serie de fantasmas recurrentes que nos acompañan siempre. Los temas que me interesan son muy variados y cambian en función de los intereses que tenga en cada momento, según la edad, las inquietudes personales, políticas, intelectuales o estéticas. Hasta el momento creo que me he dejado llevar sin grandes prejuicios por todo aquello que me ha interesado, esté cerca o lejos, sea fácil o difícil, lo que me ha permitido trabajar en ámbitos muy diferentes y asumir diferentes riesgos, con sus correspondientes éxitos y fracasos.

¿Recuerdas alguna imagen grabada en tu mente que no pudiste retratar con tu cámara? 

Muchas, cientos, miles. Creo que a cada paso que doy, me encuentre o no fotografiando, hay escenas, visiones o situaciones que podría haber fotografiado. Cuando empezaba, esto me producía una gran ansiedad, pensaba que todas aquellas posibles fotografías se perdían por no haber estado más vigilante o más dispuesto, y verdaderamente las sentía como perdidas…, pero esa sensación hace ya mucho tiempo que pasó, cuando comprendí que fotografiar tiene mucho que ver con los ritmos propios de tu vida, que debe fluir con naturalidad y sin imposiciones. Ahora, incluso cuando desempeño un encargo profesional, mucho más sujeto a exigencias técnicas, de plazos, etc, …, procuro adaptarlo lo mejor posible a mi vida cotidiana.

¿Ha influido en tu obra los nuevos recursos y soportes técnicos en el mundo de la fotografía? 

Creo que sí, de manera decisiva. La fotografía aparece a mediados del siglo XIX en un contexto de desarrollismo industrial y tecnológico, así que desde su inicio ha estado marcada por los avances técnicos. La revolución digital creo que debe situarse en un plano similar al de la propia invención de la fotografía, por cuanto que ha cambiado y va a cambiar indudablemente nuestra relación con la imagen y la representación visual. Si cuando se construyen las primeras cámaras miniaturizadas que utilizan película de 35 mm, los fotógrafos cambian su manera de enfrentarse al mundo y de mirarlo, y por ello, nuestra propia relación con la historia (sin esas pequeñas cámaras Robert Capa jamás habría podido fotografiar la guerra civil española como lo hizo), ahora nos encontramos ante un punto de inflexión parecido. Ya no es posible mirar el mundo y fotografiarlo de la misma manera que antes de lo «digital». Se impone una reflexión profunda sobre el medio, sobre la producción y distribución de imágenes, y sobre cómo todo ello influye en nuestras propias vidas.

¿Hasta qué punto puede influir el azar a la hora de capturar una gran fotografía? 

Bueno, a mí lo que más me interesa es cierta voluntad narrativa en la manera de enfrentarse a un tema y de resolverlo. Me interesa más el qué se mira que el cómo se mira, aunque las dos cosas sean decisivas. Por eso, creo que si bien el azar influye profundamente a la hora de obtener una fotografía (cualquiera que haya fotografiado lo sabe), creo que finalmente la importancia de lograr esa gran fotografía, sea por azar o no,  es menor. Lo importante es que funcione bien junto con el resto de fotografías para hablar de aquello de lo que se quiere hablar. Además, no podemos olvidar que la manera en que una fotografía se usa es mucho más importante que la fotografía en sí misma, y que hay muchas veces que una gran fotografía nunca se lee como tal porque ha sido «cubierta» por un uso determinado que evita su lectura.

Con anterioridad has tenido alguna incursión en el mundo del cine, ¿sientes alguna limitación con las imágenes estáticas o crees que cine y fotografía pueden ser actividades complementarias? 

Creo que cine y fotografía son absolutamente complementarios. Mi interés por el cine no viene de que pueda tener alguna limitación con la imagen fija, al contrario, creo que la imagen estática posee una fuerza y un misterio que es difícilmente alcanzable por la imagen en movimiento. Sin embargo, en el actual contexto de producción y distribución de imágenes (fijas y en movimiento), he sentido la necesidad de utilizar la imagen en movimiento, así como el sonido, para hacer lo mismo que hacía con la imagen fija, es decir, contar historias, pero de forma diferente. Me interesan más las líneas de frontera entre ambas soluciones que sus identidades más puras, y sobretodo me interesan muchísimo más los canales de distribución y las diferentes formas de uso y de lectura que se pueden crear.

Entrevista publicada en AUX Magazine (www.auxmagazine.com) en otoño de 2007.

David Tijero Osorio:
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