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Mikel Ayestaran. Tras las huellas de una herida abierta.

 

Mikel Ayestaran. Tras las huellas de una herida abierta.  El corresponsal Mikel Ayestaran lleva ya varios años mostrándonos de primera mano buena parte de los conflictos abiertos en el mundo, especialmente aquellos que suceden en Oriente Medio. En su libro “Oriente Medio, Oriente roto: Tras las huellas de una herida abierta” nos habla de su trabajo.

¿Puede hablarse de vocación cuando uno decide marchar como periodista freelance a zonas de conflicto o es más una obligación a la que uno se ve abocado dentro de un gremio, el del Periodismo, que no vive su mejor época?

En mi caso puedo decir que fue algo vocacional. Yo trabajaba en el periódico Diario Vasco, con un contrato estable y buenas condiciones y mi decisión de convertirme en freelance vino ante la imposibilidad de no poder pedirle a tu periódico que te envíe allá donde ha estallado un conflicto, ha habido un terremoto, etc., así que opté por dejarlo y establecerme por mi cuenta estando muy contento por haber dado aquel paso.

En un trabajo como el tuyo, ¿pueden establecerse rutinas de trabajo o se depende mucho de cómo se desarrollan los acontecimientos de una zona especialmente convulsa como es Oriente Medio?

Se tiene un poco idealizada la visión que se tiene de un corresponsal y en ocasiones se confunde con la de enviado especial, una figura que va específicamente a un lugar donde ha sucedido algo. Sí es verdad que en una zona como esta en la que abundan los conflictos, estás un poco más a expensas de los acontecimientos y eso te marca la agenda, pero sí, puedo decir que aquí en Jerusalén también tengo unas rutinas laborales como podrían ser las que tendría en cualquier otro lugar.

De toda el área que informativamente hablando cubres, ¿hay alguna sociedad, país o comunidad que te haya causado una especial fascinación? Y por el contrario, ¿alguna otra que te haya decepcionado o sorprendido negativamente?

El área que cubro va básicamente desde Túnez hasta Pakistán. Mis amigos me hacen la broma llamándolo “Ayestaranistan”. Quizás lo que más me sorprendió de todo lo que he vivido allí fue poder asistir a los movimientos surgidos durante la denominada Primavera Árabe, en la que la sociedad de varios países salió a la calle a derrocar los regímenes bajo los que vivía. Fue muy impresionante ver de primera mano todo aquello. Gracias a aquello pude además conocer un país poco accesible como Libia. También un lugar muy interesante a pesar de ser bastante hermético para la prensa extranjera es Irán. Entre las decepciones de todo lo que he conocido, pues quizás la mayor ha sido Beirut, una ciudad que tenía idealizada pero que no sabría decir por qué motivo no consigo conectar con ella. Otro lugar del que no puedo decir mucho bueno es la ciudad de Amman, en Jordania.

Visto en perspectiva, ¿puede considerarse como algo positivo todo aquel movimiento de rebelión social denominado Primavera Árabe que emergió en el año 2011 o solo sirvió para desestabilizar aún más sociedades que ya de por sí vivían en un precario equilibrio?

Pues claramente ha ido a peor. La Primavera Árabe sucedió en cinco países y a día de hoy solo en uno de ellos, Túnez, se ha culminado el proceso hacia un régimen democrático que tampoco ha traído demasiada estabilidad pues en pocos años ha tenido varios presidentes. En el resto se ha derivado incluso en guerras como la de Siria o en un fracaso del proceso como en Egipto, donde a día de hoy gobiernan los militares, el presidente elegido en las urnas está en la cárcel y Mubarak, el tirano derrocado, está en libertad. Así que sí, la situación es peor.

Tus crónicas sobre las guerras en Irak o Siria describen un horror absoluto, ¿es posible salir psicológicamente indemne cuando uno se asoma a escenarios tan cruentos como aquellos?

Sí, a fin de cuentas eres un profesional que hace su trabajo e intenta abstraerse de todo aquello, pero también eres un ser humano que siente empatía por lo que ve y por la situación de los amigos y conocidos que tienes en esos lugares y bueno, puede llegar a ser duro aunque todos tenemos técnicas para hacer frente al stress post-traumático que vivir situaciones como aquellas te puede ocasionar. De todos modos, es mi decisión ir a aquellos lugares a informar de lo que sucede, no voy obligado.

Buena parte de Oriente Medio flota literalmente en un mar de petróleo. Estados Unidos ha pasado en pocos años de ser el mayor importador de petróleo a convertirse en el mayor productor y a su vez el uso de este recurso va poco a poco reduciéndose, siendo cada vez mayor la apuesta por otras formas de obtención de energía ¿La menor importancia estratégica de esta materia prima en los próximos años solucionará alguno de los conflictos de la zona o por el contrario crees que los agravará?

No me atrevo a hacer predicciones a futuro pues ésta en una zona muy complicada con intereses contrapuestos, problemas religiosos, problemas entre etnias, comunidades, etcétera. Sí es verdad que el petróleo tiene su parte de importancia en la conflictividad del lugar, pero mira por ejemplo la situación en Yemen. Allí no hay petróleo y sin embargo hay una guerra cruenta en estos momentos. Creo que uno de los principales motivos de la inestabilidad de toda la zona tiene que ver con la intervención de Estados Unidos en Irak en el año 2003 para derrocar a Saddam Hussein. Muchos de los problemas de hoy día vienen de aquella invasión.

Desde el punto de vista de alguien residente en la ciudad de Jerusalén como es tu caso, ¿Ves factible una solución que satisfaga tanto a israelíes como a palestinos y que permita alcanzar la paz entre ellos o no hay solución posible más allá de mantenerlo como un conflicto de baja intensidad?

Creo que en esta vida todo tiene solución. Es cuestión de tener voluntad para ello. En este caso existen dos partes enfrentadas, una muy fuerte y otra muy débil y la solución solo podrá llegar desde el exterior, haciendo cumplir lo que casi todo el mundo cree que es un acuerdo justo y que es la existencia de dos Estados, para Israel y Palestina, pero que viendo cómo se están desarrollando los acontecimientos, parece ser una posibilidad aún lejana. Estados Unidos tendría que dar un giro en su posición sobre este asunto para que se alcanzara una solución justa para ambos.

Oriente Medio, Oriente roto: Tras las huellas de una herida abierta. Mikel Ayestaran. Editorial Península. 220 páginas

http://www.mikelayestaran.com

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