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Mil Rayas. La guía perfecta para un anti-tour

Toni Tena retoma un proyecto iniciado en 2007 para crear un original trabajo en el que recopila un elemento que, por común, pasa desapercibido en el paisaje urbano de Bilbao. Las puertas de garaje pintadas a rayas rojas y blancas.

¿Cómo surge la idea de ir recopilando fotografías de puertas de garajes? ¿Fue algo que te llamó la atención al llegar a Bilbao? 

Se fue creando sobre la marcha, mi carácter inquieto me llevó a pasar menos tiempo en el estudio y más callejeando, dejándome llevar por los pies más que por la cabeza, es ahí cuando empecé a prestar atención (entre otras cosas) al fenómeno de las puertas. Esa manera de proceder derivó en una metodología de trabajo, con un paulatino distanciamiento de la pintura y un acercamiento a prácticas de la órbita “situacionista”.

El proyecto surge durante una residencia en BilbaoArte en 2007, ¿algún motivo por el que la publicación del fotolibro no haya sido hasta este año? 

El proyecto inicial de la residencia en BilboArte tenía que ver con el vandalismo, el trasvase de la baja cultura a alta cultura; era un proyecto puramente relacionado/conectado con la pintura. El archivo de las puertas se fue gestando paralelamente.  En 2008 los comisarios del Festival MEM me pidieron una propuesta y acabé de matizar el proyecto de los garajes que se presentó en video proyección con centenares de diapositivas. Ahí es cuando me di cuenta del potencial que tenía como libro temático. Me hablaron de un editor de Bilbao que podría estar interesado, aunque finalmente no cuajó y el proyecto quedó aparcado en un cajón.

Durante la pandemia, bicheando en mis archivos, revisando proyectos “rechazados”, lo rescaté. Di una vuelta por Bilbao (vía Google Maps) localizando puertas de garaje y mi sorpresa fue mayúscula al descubrir que, una década después ahí seguían, quedé especialmente impactado por la puerta de Irala kalea, de la que tenía una foto del 2008, era increíble la mutación que había sufrido (para bien) esa junto con la puerta Firestone de la calle San Francisco se convirtieron en gasolina para retomar el proyecto, regresé a Bilbao y rematé el asunto.

No puedo ocultar mi sorpresa por la potencia visual de un elemento urbanístico de la ciudad que intuyo pasa desapercibido a la mayoría de bilbaínos, ¿miramos de otra manera si nos encontramos en un lugar no habitual? 

De entrada, además de tendencia o interés por sintonizar con ciertas temáticas, pienso que cada uno tiene una manera personal de mirar. Creo que tenemos una mirada más “fresca” ante un entorno nuevo (sin prejuicios visuales) hay mayor estimulación cognitiva, prestamos más atención y vemos “códigos” que quizás pasan desapercibidos para los locales, “gemas ocultas” que poseen un valor o una belleza que no es evidente de inmediato y que, por lo tanto, ha recibido mucho menos reconocimiento del que merece, en este sentido, las puertas de los garajes, son una mina.

¿Cuáles serían las mayores diferencias que has encontrado en las calles Bilbao en la revisita de 2021 de los lugares fotografiados en 2007? ¿Algún elemento uniformizador que hayas detectado en otras ciudades o cada lugar es único si sabe uno fijarse en sus detalles?

La ciudad ha cambiado, pero su “psicogeografía” (esencia, emociones, comportamiento) sigue intacta y la prueba son las puertas, como bien desvela Joseba Zulaika en el epílogo: “(…) aún existe una ciudad donde permanece la revolución insobornable del mero juego aleatorio pintado en rojo y blanco”.

Cada territorio es singular, en efecto depende de tu capacidad de observación y tus habilidades creativas para crear narrativas de las “anécdotas” que encuentras por el camino y conectarlas entre sí o extrapolarlas a otros lugares.

Personalmente me interesa la periferia, esa zona de fricción donde acaba la ciudad y empieza el campo, “la botánica del asfalto”, la arquitectura liminal, sus gentes, me siento cómodo en esos lugares que comparten, en mayor o menor medida, muchos rasgos en común en casi todas las ciudades.

“Mil Rayas” es un fotolibro de Toni Tena, autoeditado, que cuenta con 74 fotografías repartidas en 60 páginas y que cuesta 22 Euros.

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