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Nerea Garaizar. Documentando el momento más mágico de la vida

El trabajo de Nerea Garaizar da cuenta del poder de la fotografía como herramienta tanto para documentar como para generar emociones. Imágenes llenas de intensidad y belleza, siempre hechas desde un profundo respeto y empatía. En esta entrevista nos habla en profundidad de su proyecto fotográfico y de qué le llevó a dedicarse al mismo.

¿Cuál fue tu primer contacto con la fotografía o el mundo de la imagen? ¿Tuviste siempre en mente que sería una labor que desarrollarías de modo profesional?

Mi primer contacto con la fotografía que recuerde fue en mi comunión, cuando me regalaron una Werlisa de botón verde, una cámara que llevaba a todas las excursiones con mis amigas y es la cámara con la que hice las fotos de mi infancia. 

Sobre si pensé alguna vez en dedicarme a la fotografía, tengo el recuerdo de una conversación en casa con trece o catorce años diciendo que quería ser fotógrafa. La respuesta…, “déjate de tonterías, eso es muy caro, y nosotros somos pobres. Mejor que te dediques a estudiar”

Así que fue algo que dejé apartado, aunque siempre he sido alguien con mucha memoria fotográfica y visual, que se solía quedar con detalles de los que el resto de la gente no reparaba. 

En el 2007, en un momento laboral en el que estaba muy estresada, decidí empezar a hacer de manera más seria cursos de fotografía y fue entonces cuando me di cuenta que hacer fotos tenía en mí un efecto terapéutico en el que me centraba solo en lo que veía a través del visor y conseguía olvidarme del resto.

Sin embargo, tu actividad profesional no ha girado siempre en torno a la fotografía, ¿hubo algún motivo en concreto para cambiar de gremio?

Sí, antes trabajaba como Educadora Social y la fotografía no pasaba de ser un hobby. En aquel momento no conseguía que me gustasen mis fotos, no conseguía que las cosas conjugasen en mi cabeza y no acababa de disfrutar, porque faltaba emoción en mis imágenes.

Mi maternidad, la experiencia vital más brutal que he vivido, me descubrió la fotografía documental de familia a nivel personal, y de ahí surgió lo de ir haciendo fotografías a otras familias.

Yo no tengo muchas fotos mías con mis hijas, porque estaba superada, y porque en aquel momento no tenía fuerzas para ello. Ahora hago a las familias, todas aquellas fotos que yo nunca me hice, y que ya no podré tener y que me habría encantado tener.

¿Cuáles serían los principales temas que abordas con la fotografía? ¿algún trabajo que te negarías en redondo a hacer?

Hago fotografía comercial, aunque no me quiero quedar solo en vender. Busco acompañar a las familias y la emoción de cada momento. 

Cada persona tiene su historia y es lo que quiero reflejar en mis fotos. Hago sobre todo fotografía de embarazo, parto, primeras horas del recién nacido cuando conocen los otros miembros de la familia y también acompaño duelos por muerte perinatal. Tengo formación en acompañamiento a familias y parto. Aparte de educadora social, también soy doula.

Últimamente estoy fotografiando y acompañando Lactancias. Son sesiones muy bonitas en las que busco homenajear a la mujer en esas primeras semanas y meses de crianza salvaje. Como haya sido alimentado ese bebe, me da igual. Detrás de cada historia de lactancia hay una toma de decisiones que casi nunca es fácil para la madre.

Trabajo también en otros géneros como fotografía infantil, de marcas, de producto, pero a lo que me gustaría dedicarme exclusivamente es a la fotografía perinatal, porque me apasiona y porque estoy convencida de que es lo que mejor se me da hacer.

Se asume socialmente que en ciertos eventos momentos importantes como bodas, reuniones familiares, graduaciones, comuniones va a haber un fotógrafo documentando el momento. Sin embargo, no está tan extendido documentar el que es uno de los momentos más importantes en la vida de una persona, el nacimiento de un hijo, ¿a qué crees que puede deberse algo así?

En mi opinión, primero porque está muy relacionado con lo prohibido. Un parto está muy relacionado con lo sexual y eso en una sociedad como esta se considera tabú y porque se asocia con la intimidad, aunque en mi opinión la exposición a la que te sometes en una boda, en la que dices que vas a quererte a otra persona para toda la vida delante de un montón de personas me parece algo mucho más íntimo y es un momento de exposición brutal. Obviamente un parto es algo muy íntimo, pero es el momento más importante de la vida y eso es algo que, por ejemplo, a mí, me habría gustado tener en los días en los que nacieron mis hijas.

Mucha gente también piensa que la fotografía de parto se limita al momento del expulsivo, que es como pensar que la fotografía de boda se ciñe al “sí, quiero”, cuando no es así. La fotografía de parto narra qué es lo que pasó durante ese día, el proceso de dilatación, cómo estaba la pareja acompañando a esa mujer, sus miradas, sus gestos, sus primeros momentos al ver al bebe, que son momentos, desde mi punto de vista en los que aflora el amor más primario. Es algo que socialmente cuesta verlo.

Creo que también es porque se desconoce bastante este género. Cualquiera que vea un reportaje mío verá que no hay nada explícito. La pareja tendrá imágenes que no aparecerán en el reportaje final y las enseñarán a quien quieran. Aunque comparta esa intimidad con ellos no lo voy a enseñar nunca. Me acerco desde el respeto absoluto a lo que es el momento más mágico de la vida.

Cuál sería el proceso de trabajo una vez unos futuros padres deciden documentar el nacimiento de su hijo, ¿eres una integrante más del equipo que asistirá al mismo sujeta a unos horarios y guardias o es algo acordado de antemano con los padres y cada uno trabaja por separado? 

La pareja se pone en contacto conmigo y hago una primera reunión con ellos para que nos vayamos conociendo. Voy a estar presente en un momento muy íntimo por lo que es necesario que nos conozcamos. Ver si conectamos, ver que es lo que quieren y si yo soy “su fotógrafa”.

Atiendo partos en casa porque en la red pública la situación aún es complicada. Y ahora con la pandemia, mucho más. Estoy en negociaciones para ello, pero aún no hay nada decidido.   

Para que un parto pueda hacerse en casa ha de ser un parto normal, no haber ninguna complicación previa y que se den dentro de la semana 37 a la 41.

Me coordino con el equipo de matronas, para conocernos y para ir reservando las guardias una vez el parto se acerca. 

Las guardias 24/7 son 15 días. Una semana antes y otra después de la FPP. Si el parto se desencadena antes de las fechas de guardia establecidas, intento llegar lo antes posible. Acudo a documentar cuando ellos consideran que es el momento del proceso ha comenzado y en el que quieren que esté. A veces antes de que llegue el equipo de matronas, a veces, una vez ya están allí. Y una vez en el domicilio estoy el tiempo que dure todo el proceso, que puede ser desde unas horas a un día entero.

Asistir y documentar algo que a pesar de ser hermoso y lleno de felicidad para los padres como es un parto debe de ser una experiencia que acarrea un profundo desgaste emocional, ¿tienes alguna técnica para gestionar ese carrusel de emociones?

Emocional y físicamente es muy exigente. Es un género que parece empieza a ponerse de moda entre fotógrafos, como que ahora todo el mundo quiere hacer partos, por eso de entrar en lo prohibido. Aunque en mi opinión es algo para lo que creo que no todo el mundo está preparado para asistir a algo tan intenso. Has de saber cuándo acercarte, cuándo apartarte, has de saber cuándo apartar la cámara y tomar la mano al padre…Un parto es un momento muy vulnerable, y un mal gesto, una palabra no adecuada puede estropearlo.

 Yo llevo muchos años acompañando situaciones vitales intensas y estoy bastante entrenada en acompañamiento y en vivir ese tipo de situaciones al límite. Una vez pasado todo y ya en casa, pues vas digiriendo todo lo vivido.

He estado en partos en los que ha habido complicaciones y obviamente eres humana y te puede afectar. Es un momento de tal concentración y tal intensidad que al día siguiente me duele todo. 

Soy una persona muy emocional y me implico a tope durante todas las partes del proceso, desde que me llaman diciendo que el parto está empezando hasta que hago la edición del trabajo y lo entrego es lo que me hace sacarlo todo.

Para conseguir la intensidad de las imágenes que componen tus reportajes será necesario un ejercicio de empatía con la persona retratada, ¿crees que para documentar todo el proceso que supone nacer un hombre partirá siempre con desventaja?

Sé de algunos hombres que trabajan haciendo fotografía de parto. Pero creo que conocer como mujer cuál es el proceso, puede ayudarte a empatizar más con todo lo que está sucediendo. Y en la mayoría de los casos somos fotógrafas las que nos estamos dedicando a ello. Este no es un trabajo comercial como otro cualquiera. Empatizar el proceso para conseguir reflejar en fotos la intensidad de un parto es primordial.

Una parte notable de tu trabajo es el retrato, ¿Qué tal es trabajar con niños pequeños? ¿Es condición indispensable armarse de paciencia con ellos por lo impredecible de su conducta o resulta más sencillo por su naturalidad que poner ante la cámara a un adulto lleno de esas inseguridades y reparos que la sociedad se encarga además de recordarle de continuo?

Yo necesito hacer sesiones largas. He de conectar con la persona que he de retratar para conseguir sacar lo que quiero de la persona, por lo que sé que la primera media hora ha de ser de hablar; soy una buena conversadora y eso ayuda a conectar con la gente más fácilmente y por lo general sé tratar bien con los niños, aunque claro, es lógico que a un niño no le guste demasiado de primeras ver a una señora con una cámara, pero bueno, mientras voy hablando con los padres, poco a poco voy consiguiendo que se vayan olvidando de mí. No siempre pasa con todas las familias y es verdad que puede haber niños complicados, puede suceder que las madres se ponen muy nerviosas porque los niños no hacen caso y bueno, en esos casos haces unas fotos correctas. El 80% de este trabajo es conectar con la gente y para ello has de acercarte de una forma sincera y sin prisa.

La medicina avanza, los protocolos mejoran y las tasas de mortalidad de los recién nacidos durante el parto son mínimos. A pesar de ello ese riesgo siempre está ahí, ¿has vivido alguna situación complicada realmente complicada durante un parto? En esas circunstancias, ¿hay que seguir fotografiando?

Sí asistí a un parto en el que hubo una situación complicada y lo que hice fue dejar al equipo médico con la madre y me encargué de acompañar a la pareja que estaba ya con el bebé. Fotografié lo que en ese momento sucedía entre el padre y el bebé, porque era la parte de la historia que la madre no estaba viviendo. La fotografía de parto es poder contar a la familia qué es lo que sucedió en ese momento. Si surge cualquier complicación, yo salgo. Sucede algo que no necesito fotografiar y que la madre tampoco querrá ver en imágenes y recordar. En ese momento me dedico a acompañar al padre, quien suele estar muy solo durante un parto. Los padres tienen un papel complicado en los partos porque están solos, se les asume el papel de acompañante, cuando en muchos casos no saben hacerlo, porque para ellos es una situación complicada y si pasa algo nadie les está acompañando a ellos, así que, como fotógrafa y como doula, mi papel sería acompañar al padre y seguir haciendo fotos con él. 

Es contar con imágenes lo que rodea al parto y de esa familia. Para mí, hacer fotografías de una situación de urgencia no aporta nada. No tiene sentido.

Otra temática que abordas es la muerte perinatal. Tratar de documentar el duelo por alguien que apenas ha pasado por este mundo, ¿podrías explicarnos ese carácter terapéutico que la fotografía puede ejercer en los padres?

Sobre esta temática hay dos tipos de sesiones. La más común suele ser la sesión a posteriori. La muerte de un bebé intraútero es una situación devastadora para la familia. Acompañar el parto de ese bebé que va a nacer muerto o va a morir en pocas horas y de poder hacer a la familia fotos de ese bebé. Sé que suena muy macabro. Sé que hay gente que te dice que cómo vas a fotografiar muerte, pero son momentos muy intensos, de amor absoluto. Esa madre y ese padre no están viendo a su bebe, con quien se han imaginado su vida millones de veces y están despidiéndose de él. Son los únicos momentos que estarán con él, y por eso es importante poder crear recuerdos. Es poder captar pequeños detalles, de cómo eran sus manos, de cómo eran sus pies, detalles que con el tiempo irán desapareciendo de la memoria.

Las sesiones más habituales son a posteriori en el que se documenta todo eso que la familia tenía preparado para la venida de ese bebé. Una familia, desde el momento en el que se entera de que va a haber un nuevo miembro, empieza ya a imaginar cómo será la vida con él. Planes que se desvanecen cuando te dicen que no hay latido. Entonces hay que elaborar ese duelo. Poder, por ejemplo, hacerte unas fotos con esas botas del Athletic que le habías comprado a tu primer hijo y tener esos documentos gráficos te hace ser socialmente reconocido. Tener ese algo físico que permita poder hablar del trance vivido, hace que también el resto de la gente te reconozca como madre de ese bebé. Es una muerte incómoda, difícil y nadie te suele preguntar por ello. El duelo por muerte perinatal es un duelo silenciado, socialmente no aceptado. La gente no lo comenta, se ciñe a decir lo pronto que vas a volver a ser tú otra vez, lo pronto que vas a volver a ser madre… pero si vuelves a ser madre, lo serás de otro bebé diferente, y tú nunca volverás a ser la misma. Será otro bebé y tú tendrás un amor diferente por ese bebé. 

Esas sesiones son devastadoras, también para mí como fotógrafa, pues yo también vivo un momento de tristeza absoluta y no es fácil sobrellevarlo. Es por lo que digo que este no es un trabajo que pueda hacer cualquier fotógrafa. Son sesiones muy duras, donde el acompañamiento y la palabra son más importantes que la foto. Hay que dar espacio a los padres para que puedan expresarse y contar cómo se sienten y ya entonces comenzar con las fotografías.

¿Queda tiempo para algún tipo de proyecto personal en fotografía fuera de tu actividad profesional?

Es verdad que compaginar trabajo, familia y sacar además tiempo para algo más no es sencillo, pero sí encuentro algún hueco para un par de proyectos personales que tengo en marcha. Noto que en mi tiempo libre me cuesta coger la cámara, la que es mi herramienta de trabajo, así que hago uso de la fotografía móvil, la cámara analógica, la estenopeica, porque aunque a día de hoy sea mi actividad profesional, siempre seré una aficionada a la fotografía y es importante seguir explorando y jugando, algo que me da herramientas a la hora de ampliar mis recursos como fotógrafa. Sí, tengo cosillas por ahí pero no sé cuándo las mostraré.

Dirección de contacto:

@nereagaraizar

Tfno: 623107095

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