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“Rojos”, desde las entrañas de Ezkerraldea

El escritor Alberto Bargos Cucó reflexiona sobre su última novela, “Rojos”, trabajo en el que recopila historias de la época en que las minas de hierro de Bizkaia nutrían a buena parte de la industria pesada de Europa. Una mirada a un pasado no tan lejano pero que corre peligro de ser olvidado ante el empuje de los nuevos tiempos.

Leyendo el libro parece que la labor de documentación ha sido ardua, ¿era tu intención abordar este trabajo con la intención de escribir una novela histórica?

La primera intención era hacer un pequeño homenaje a esas personas que dieron todas sus fuerzas entre el mineral de hierro y los trabajos alrededor de la ría del Nervión. Utilicé lo poco que podía conocer y había estudiado y lo mezclé con las vidas de mis cuatro abuelos/as. Tres de ellos habían venido de otras zonas del Estado escapando de la pobreza y el hambre simplemente porque se decía que en Bizkaia había trabajo. Una vez aquí sus historias se enredan y nace ROJOS. Nunca tuve la intención de escribir una novela histórica pero, al fin y al cabo, se podría decir que es eso lo que conseguí.

 

Historias de inmigrantes, de pobreza, de lucha de clases y solidaridad. Si bien los hechos descritos transcurren hace ya más de dos generaciones, no cabe duda que algunos de ellos son temas de gran actualidad hoy día.

Supongo que son temas de actualidad porque muchos de esos valores de los que habla la novela se han perdido en menos de esas dos generaciones que comentas. Por otro lado, con la gran crisis económica y de valores que se cierne sobre nosotros puede ser que volvamos a sentir que la solidaridad entre iguales sea una salida a la pobreza, ya se sabe no hay mal que por bien no venga. Lo que veo más difícil es todo lo relacionado con la lucha de clases porque el poder político y económico se esté encargando de hacer desaparecer ese sentimiento de pertenencia a una clase haciéndonos cada vez más individualistas.

 

Uno de los éxitos del libro parece ser la gran identificación con la historia de muchos habitantes de Ezkerraldea que han podido leerlo.

Sí, no hay ninguna duda. Mucha gente que se me ha acercado me ha comentado lo mismo. –Es la vida de mi padre, de mi madre, lo que ellos me han contado siempre… Hay que tener en cuenta que Ezkerraldea y Meatzaldea (zona minera) se crearon con muchísimas personas venidas de otros lugares en busca de un “Dorado”. Yo siempre suelo decir que la mayoría de las gentes que vivimos en esta zona somos mezcla de muchas sangres.

 

El empuje de cada nueva generación, con nuevos retos y problemas que afrontar parece sepultar el pasado por muy reciente que éste sea, un pasado que pretendes recuperar en este libro, ¿crees que el tema tratado puede resultar interesante al lector más joven?

No sé si será muy interesante aunque la facilidad de su lectura sí puede facilitar que los jóvenes puedan leerla. Creo que se pueden dar cuenta de lo que han sido las existencias de sus antepasados sin necesidad de darle muchas vueltas o tener que estudiar demasiados tratados históricos. Se podría decir que es una oportunidad fácil y cercana de aprender lo que ha sido nuestra historia.

A pesar del homenaje e indisimulado amor por los lugares y personajes del libro, la amargura parece ser la tónica general en toda la novela. Asusta ver lo cerca en el tiempo que las condiciones de vida eran tan penosas. En estos tiempos de crisis en que se habla de desigualdades, precarización y pérdida del estado del bienestar, ¿sería conveniente echar la vista atrás para saber de dónde venimos y cuánto se ha luchado por esta sociedad en la que vivimos que parece va camino de ser desmantelada?

Sin ningún género de duda. Parece que la vida de la juventud actual está basada en abrir la boca y conseguir sus objetivos. Me parece que la inmediatez inunda sus deseos y todo tiene que ser para ya mismo. Hace tan solo unos años conseguir comer todos los días o sacar la familia adelante suponía un trabajo penoso y duro. Me da que eso está totalmente olvidado en la actualidad y creo que deberíamos darnos cuenta que las cotas de bienestar personal y social con las que contamos en la actualidad se basan en el trabajo de los que anduvieron antes que nosotros.

 

Por encima de su procedencia, género o credo, reivindicas la clase trabajadora como eje vertebrador y verdadero protagonista del desarrollo de la sociedad del siglo pasado. Nada que ver con lo que se puede leer en cualquier libro de Historia en el que siempre son unos pocos protagonistas y casi siempre miembros de las élites quienes parecen escribir la misma.

Siempre he defendido que la verdadera HISTORIA, aunque no sea la más presente en los libros, es la que han vivido y hecho las mujeres y hombres normales y corrientes. Esas personas que van cada día a trabajar, que luchan por sus iguales o por sus familias. Seguramente nunca conseguiremos homenajearlos  como verdaderamente se merecen pero creo que merece la pena intentarlo.

 

Da la sensación de haberte vaciado escribiendo este trabajo, ¿Tienes algún nuevo proyecto en mente o será necesario recuperarse del esfuerzo que ha supuesto realizar este “Rojos”?

Proyectos siempre hay, a veces demasiados, pero sí tienes razón de que es necesario un período de tranquilidad y reposo. A pesar de todo, actualmente he terminado dos novelas infantiles sobre una mascota abandonada con final feliz y otra un poco más extensa sobre la historia de un arma que trata la problemática de los niños y niñas soldados. Aparte estoy elaborando otra novela sobre la problemática social de la mujer de hace unos años pero todavía queda mucho trabajo para sacarla a la luz. Cada cosa a su tiempo.

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