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“Un soviético en la Catedral”. Días de herrumbre y fútbol.

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El escritor y periodista Eduardo Rodrigálvarez presenta el libro “Un soviético en la Catedral”, trabajo que hace un repaso novelado sobre los convulsos años 80 en Bizkaia, tiempos complicados para todos pero en los que toda la épica que puede generar el rey de los deportes se concentraba en los triunfos del Athletic de Bilbao.

¿Se puede considerar «Un soviético en la Catedral» una novela histórica? Si bien la acción transcurre hace no muchos años, bien es cierto que la situación actual es totalmente distinta a la época en la que la trama se desarrolla.
En puridad, no se trata de una novela, sino de un repaso histórico de sentimientos, reflexiones, personajes que acaban conformando la relación del autor con un club de fútbol singular como es el Athletic. En ese sentido, me parecía interesante mezclar las inquietudes políticas del autor, en aquellos tiempos, con algo tan liviano ideológicamente como es el fútbol. Cómo un prosoviético de la época podía convivir con una fe futbolística. Evidentemente todo ha cambiado: el país, la ciudad, el autor, pero tampoco demasiado. Lo único que permanece inmutable es el Athletic. ¡Qué paradoja!

¿Cuáles son las principales dificultades a las que te has enfrentado a la hora de escribir la novela? ¿Difiere mucho el método de trabajo con respecto a la elaboración de la crónica deportiva?
Hay mucha historia latente en Bilbao, en Euskadi, en el Athletic y en el autor como para condensarlas en un pequeño libro. Y condensar siempre supone un riesgo de eliminar asuntos fundamentales por impericia, olvido o vaya usted a saber… Desde luego, poco tiene que ver con una crónica deportiva necesariamente ceñida a un momento concreto. Pero una crónica yo la concibo como un micro relato donde se puede palpar la literatura, las sensaciones y la historia. Al menos acariciarlas según la capacidad de cada cual. El estilo de la crónica, como el del fútbol, no se negocia. Lo bueno es que la crónica lleva siempre aparejada una ficha donde figuran los protagonistas, lo sucedido de una forma rotunda y sucinta. El resto es el territorio del autor y su diálogo mudo con el lector.

El fútbol se ha profesionalizado hasta límites insospechados, Bilbao ha resurgido de su decadencia convirtiéndose en una bonita ciudad en la que la vida es quizás más anodina que la de entonces, el Athletic ha estrenado recientemente un nuevo y moderno estadio,… quizás no sean estos los mejores ingredientes para crear literatura, ¿Ha habido sin embargo algún hecho o figura relevante en el entorno rojiblanco de los últimos años que diera para una buena historia?
En realidad la literatura está en las personas, más que en los escenarios. Se puede hacer buena novela negra en Noruega y en Grecia, en Estocolmo y en Zeanuri. Cierto que aquel Bilbao sombrío, aparentemente, era más proclive a la introversión, pero este Bilbao aparentemente más florido es tan válido como el otro. En el Athletic ha habido muchos personajes que daban para miles de historias, pero creo que el personaje principal para una buena historia del Athletic y de Bilbao es el viejo San Mamés. Allí han latido miles y miles de historias. San Mamés es el personaje ideal para lo que uno quiera: para la novela negra, futbolística, histórica, humorística, para un ensayo sociológico, para un libro de fotografías. Me decía Enrique Castro «Quini», el famoso ex futbolista, que él sabía que estaba en Bilbao cuando veía el arco. Si no lo veía, no había llegado aunque estuviera dentro de la ciudad.
La inmediatez de las redes sociales, la precarización en general del mercado laboral y en especial de la profesión de periodista, la aparición del sensacionalismo en el periodismo deportivo, ¿se corre el riesgo de perder la calidad literaria de las crónicas de antaño?

El periodismo siempre ha estado en riesgo y siempre lo estará. No sé si ahora lo está en mayor medida. De todas formas, hay dos cosas que me preocupan en el periodismo deportivo: una, la tendencia cada vez mayor a hacer periodismo de club, es decir, periodismo para defender a un club. Otra, más que el sensacionalismo me preocupa la frivolidad del debate deportivo. Sin duda, el periodismo del corazón, la telebasura ha invadido también al periodismo deportivo, y ese es un peligro grandísimo. Aun así, creo que siempre habrá periodistas como Segurola, Ramon Besa, Pepe Sámano, Orfeo Suárez, Martí Perarnau, Jon Agiriano, Jon Rivas y un larguísimo etcétera que seguirán rindiendo culto al periodismo y al deporte.

 

“Un soviético en la Catedral” Eduardo Rodrigálvarez. Ed. Libros del K.O. 100 páginas, 8 Euros.

Entrevista publicada en la revista AUX Magazine en febrero de 2015.

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