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Lisboa, la ciudad de las siete colinas

Lisboa, la ciudad de las siete colinas se muestra deslumbrante ante quien la visita. Una metrópoli situada a ambos márgenes de la desembocadura del Tajo, conectadas ambas por puentes que llegan hasta el horizonte y que siempre mira hacia el Atlántico, se destapa como una de las grandes capitales del sur de Europa, donde un increíble ambiente multicultural encuentra acomodo para todo aquel que la visite o resida en ella.

Lugar de contrastes, donde los más modernos edificios conviven con barrios donde el tiempo parece haberse detenido hace treinta o cuarenta años, donde jóvenes venidos de todos los rincones de Europa, fanáticos del surf, estudiantes o amantes de la diversión, se mezclan con oriundos, ancianos en edad y costumbres.

Paraíso de artistas, escritores, músicos callejeros y gentes de vida bohemia, toda la urbe parece ir un poco más despacio que otras grandes ciudades europeas, quizás impregnada por ese extraño sentimiento conocido saudade que te lleva a un dulce desasosiego o melancolía por aquellas cosas que no puedes alcanzar quizás porque ni siquiera existan.

Lisboa, ciudad blanca, de aceras y fachadas recubiertas de azulejos con dibujos imposibles, que reflejan un Sol que, imponente, cubre con su cálido manto la ciudad durante casi todo el año. Vetustos tranvías que recorren las empinadas calles de la parte vieja, toda ella impregnada de una terriblemente hermosa decadencia. Gente sencilla, de dulce sonrisa y refinados modales, atemporales, pausados, únicos… conjunto de paisajes y sonidos que se clavan profundamente en tu recuerdo.

Como cualquier gran capital, la oferta de ocio de Lisboa satisfará todos los gustos y tendencias. Si lo tuyo son las compras, Lisboa es tu ciudad, hay distritos enteros repletos de todo tipo de establecimientos desde las tiendas más típicas y diminutas hasta los más modernos grandes almacenes. Zonas de compras encontrarás en Avenida de Liberdade, en la Avenida da Roma o en Chiado Distrito, esta última la que más de moda está.

Así mismo, la oferta culinaria abarca todos los gustos posibles con restaurantes de gastronomía de todos los rincones del mundo. No hay que olvidar el pasado colonial de Portugal y eso se nota en la gran variedad gastronómica de la ciudad. Alguno de los restaurantes más populares es el “Palacio” en Alcântara, el Restaurant Eleven en Marquês de Fronteira  o el Bica do Sapato en Avenida Infante D Enrique. 

En el Bairro Alto, una de las zonas más turísticas de la ciudad se puede encontrar todo tipo de bares, concentrados en calles estrechas siempre llenas de gente casi cualquier día de la semana. Un aliciente es que muchos de ellos cuentan con música en directo. Fado, bossa nova, samba o el rock más clásico tienen cabida en ellos. Por citar algún bar emblemático de la zona, el “Santos”, “Lisboa Noite” o el “Estado Liquido”.

Si lo tuyo es bailar, tu zona está en las cercanías del Puente del 25 de Abril. Toda una avenida llena de clubs en el que pocos ritmos quedan fuera, techno, salsa, samba… alguno de los clubs de baile más emblemáticos son el Santa Apolonia, Buddha Bar o el Docks ;

Y por supuesto, algo que no puede faltar en una visita a Lisboa, es probar los tradicionales petiscos, pequeñas raciones similares a los pintxos de por aquí. Hay infinidad de bares en los que los sirven. Por citar unos pocos el “Fernando Pessoa”, “Fado”, “Alfama”, “Mouraria”…

También es obligado no dejar de visitar el bar-tienda “Pasteis de Belém” en la Rua de Belém. Allí podrás degustar exquisitos pastelitos en un histórico establecimiento de más de 150 años con vistas a la espectacular desembocadura del Tajo.

David Tijero Osorio:
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